El crimen organizado.

Columna por César Langarica Santana. Desde hace mucho tiempo el gobierno se ha convertido en un contabilizador de cadáveres, se habían posesionado de las calles y de nuestras casas, ahora estos golpes a asesinos y a los 19 que saldrían a las calles de sicarios y halcones, el que fueran detenidos no resuelve el tema de la violencia en Puerto Vallarta, pero de que da un respiro es indudable, hace sentir a los criminales que las calles han dejado de ser suyas. Definitivamente no se pueden alzar las campanas al vuelo, es apenas un buen comienzo, pero por algo se inicia, el 98% de los criminales en este país llega a sufrir las facturas de dedicarse a actividades ilícitas, los grandes capos del mundo tarde o temprano les llaga su día, así han desfilado como el caso mas reciente “El Chapo” que de cárcel en cárcel hasta que hoy sufre en una de las prisiones mas seguras y con un nivel de vida que nadie le desea salvo a su peor enemigo. En el mundo los capos han sufrido el caer bajo las balas de la policía o de sus enemigos, aquí mismo es común como desde simples tiradores o hasta los hijos del mismo “Chapo” han sentido el mismo terror que los ciudadanos de a pie debido a esa sombra que es el mundo del narcotráfico, eso debería servir para demostrar que no es una vida que te lleve a una buena vida a largo plazo, pero eso no es lo de hoy por eso los jóvenes que fueron detenidos esta semana en el operativo de la fiscalía son en su mayoría convencidos de un mejor futuro que jamás conocerán. Pero algo innegable es que se han modernizado, los carteles de hoy usan las redes sociales para enganchar a los nuevos reclutas, eso puede significar que se dificultado conseguirlos o los territorios han crecido tanto que son necesarios nuevos empleados del mal, esto se ve difícil, la verdad es que ahora con las fronteras cada día más cerradas es una tarea que requiere mayor capacidad y talento para pasar la droga a los vecinos del norte y si a esto le agregamos que con el posible cierre del tratado de libre comercio su negocio vivirá una crisis que no habían sentido, lo cual hemos visto que termina en tener que vender la droga aquí, entre los mexicanos. En el mejor de los casos el negocio de la droga será eterno, pero los que son y serán siempre sustituibles son los capos, los empleados son una especie de condón, se usan y se tiran, bien harían en buscar una negocio que les fuera mas rentable, algo que les diera a su futuro algo mas que una motocicleta, un celular y la impunidad de ser detenido por los agentes, hasta que un día te levante el semefo víctima de la velocidad o de algún contario al que le invadieron el territorio, o en el peor de los casos de tu mismo cartel por diferencias de esas que se viven en ese trabajo todos los días. "