Vallarta a fuego lento.

-Columna por César Langarica Santana. Luego de que a espaldas de la iglesia del Infonavit, una mujer de 61 años, que en su propio hogar fue cruelmente asesinada presuntamente por su nieto quien le corto el cuello y la dejo morir en la sala de su propia casa, así salió tranquilamente y cerro la puerta junto con su amigo con quien estuvo tomando durante la noche y escuchando música a todo volumen. Recién acabamos de salir del asombro en la calle Francisco Villa donde un ladrón entra a la empresa de mensajería UPS a robar con pistola en mano y quien al ver tan poco botín que se llevaría en un arrebato de coraje dispara contra el pobre trabajador de la empresa que ninguna culpa tenia de que no hubiera dinero en la caja. Estos caso se repiten todos los días, mas asaltos que dinero que logran robar cínicamente a mano armada, lo que hoy vemos es algo que no esta en las manos de la policía municipal, la saña de una sociedad que tienen este tipo se crímenes, vemos como un nieto cómete crímenes de este tipo, que tiene la sangre fría para asesinar a una mujer que era conocida por los vecinos como un ser humano amable, que regalaba agua a quien veía cerca de su casa con sed, nadie sale de su incredulidad que una mujer de tan buen corazón tenga muerte por su propia sangre y termine de esa manera tan triste. ¿Qué culpa tienen un empleado de no tener dinero? Así es herido un empleado de UPS, en el hospital gravemente herido por el único pecado de no tener lo suficiente para saciar los instintos de un criminal que pretendía hacerse rico de un solo asalto con una pistola calibre .22. ¿Que hay en esta sociedad que nos consumen casos así todos los días? Es usual ver y saber de robos de 200 pesos en Oxxos o tiendas de conveniencia, es mas el esfuerzo que el botín. ¿ Que orilla a criminales a realizar acciones que los llevarían a vivir tras las rejas por burlescas cantidades de dinero que arrancan mas risas que coraje, de tan ridículos que se ven? Lo cierto es que no se puede dejar de observar hoy que necesitamos revisar a nuestras partes más sensibles que estamos forjando, los niños en las escuelas, en los mismo hogares donde doña Caritina donde se presume que su propio nieto le quita la vida y se va tranquilamente dándose el lujo de apagar la música, las luces y cerrar con llave, y no escapar o intentar ayudar a su abuela cuando la ve como se va su vida lentamente después de cortar su cuello. "